viernes, 20 de diciembre de 2013

En el jardín del Eden




Hay cierto tipo de locura que entra por los pies, que va subiendo lentamente y se apodera irremediablemente del ser...

Ella nunca había tenido nombre, él un buen día decidió borrarselo.
Por suerte ella había llegado hasta allí justo por dejar de ser y él en realidad nunca había sido.
Lo que pudo ser entre ellos no llegó a ser porque ellos no eran tampoco.

Así funciona este tipo de locura.

Muy a pesar de todo esto, ella y él se sentaban cada tarde al sol en el jardín. Y ellos simplemente se miraban, como si el otro fuera lo único con imagen en el universo.

En el otro extremo del jardín, Paul avanzaba agachado oliendo piedras y algunas ramas, la suya, era otro tipo de locura...


domingo, 5 de agosto de 2012

De como no mirar atrás...

Siempre supe que hay cosas que es mejor no saber...
que es mejor inventar la senda que arrastrar los pasos por caminos ya cruzados
que el futuro esta plagado de estrellas si mantengo la vista en el horizonte
que hay voces en la memoria que es mejor aprender a silenciar
que olvidar es parte de la vida si se pretende avanzar...

Y a pesar de todo, recuerdo
aun recuerdo...

Lo que no se bien es...
Mejor en silencio, mejor callada.



domingo, 24 de junio de 2012

Ad líbitum per favore...


La vida, como el agua, se desliza inevitablemente siguiendo su propio ritmo.
Nos guste o no, casi nunca somos quien decide el tempo.




miércoles, 30 de mayo de 2012

Y yo que llegué hasta aquí huyendo del asfalto...

Hoy no puedo evitar que la tristeza y la rabia inunden de lágrimas mi mirada...




Y si las fuerzas flaquean y se pierde la batalla, ¿Dónde podré yo encontrar otro horizonte plagado de estrellas?


Valdevaqueros, la última batalla entre el ladrillo y las playas vírgenes

Firma aquí para conservar mi paraiso. Gracias

sábado, 3 de diciembre de 2011

De regreso

En cierta ocasión pude acceder al interior de la montaña, el camino de entrada fue hermoso y lento,

Dentro su enorme corazón latía fuerte y seguro. Repitiéndose en el eco como tambores de guerra.

Se me crisparon los sentidos y los recuerdos y aunque no necesité huir, se despertaron mi inquietud y algunos de mis miedos.

El viaje de regreso fue mucho más limpio, como dejarse arrastrar en un torrente pausado y cristalino, con la melodía del pasado y la vista puesta en el asfalto, desnudándome en cada curva de pesadas cargas y dolorosas sensaciones que ya pensé que formaban parte de mi, pude llegar hasta mi adorado océano nueva y libre de escombros pegados a la piel.

De nuevo yo, junto al mar...

martes, 1 de marzo de 2011

Soneto XXX



Tienes del archipiélago las hebras del alerce,
la carne trabajada por los siglos del tiempo,
venas que conocieron el mar de las maderas,
sangre verde caída del cielo a la memoria.
Nadie recogerá mi corazón perdido
entre tantas raíces, en la amarga frescura
del sol multiplicado por la furia del agua,
allí vive la sombra que no viaja conmigo.
Por eso tú saliste del Sur como una isla
poblada y coronada por plumas y maderas
y yo sentí el aroma de los bosques errantes,
hallé la miel oscura que conocí en la selva,
y toqué en tus caderas los pétalos sombríos
que nacieron conmigo y construyeron mi alma.
P. Neruda